lunes, 24 de septiembre de 2007

De lo que aconteció cuando Don Quijote en una de sus locuras soñó haber construido, con la ayuda de Manuel Sandoval, una lanza de mimbre.

Se encontraba Don Quijote leyendo unas de sus novelas de caballería favotitas, cuando el sueño y la imaginación le llevaron en devenir.
Y se halló frente a un hombre de extraña vestimenta y recostado sobre un hermosa cama que se construyó de mimbre. Le movió para despertarle. Despertó el joven asustado y preguntó . “¿Quién eres?”. El hidalgo respondió, “soy Don Quijote, señor de la mancha. Y tú quién eres”, preguntó de vuelta, “soy Manuel Benito Sandoval Riveros, artesano mimbrero, dicen que soy el primero en hacerlo”, contestaba el joven mientras le mostraba sus creaciones . Don Quijote quedó admirado con todo lo que veía a su alrededor, y dijo “¡Qué noble es el mimbre, digno de un caballero como yo! ¿Puedes construirme una lanza de este material?”, Manuel respondió positivamente.

...Y las varillas se pegaron con clavos de plata, la empuñadura se hizo de seda; todo en barniz dorado, y lista...

Don Quijote tomó la lanza apenas terminada. Y gritó a los cielos: “Con esto tendré el amor, la fuerza y la fama”.

De pronto miró extrañado hacia fuera donde pasaba un hombre a caballo, sujeto campesino extraño para nuestro héroe y, por ende, le resulto un rival de temer. Se lanzó entonces en contra del jinete y lo golpeó con la lanza, el pobre hombre calló del caballo y quedó inconsciente. Cuando el Quijote iba a dar el golpe de espada, Manuel le detuvo.
Despertó don Quijote en su sillón, con su libro favorito y con la alegría de haber ganado su primera batalla con una lanza de mimbre.

jueves, 13 de septiembre de 2007

Traté

Traté de no mirarte,
Busqué tu olvido,
Busqué olvidarte;
Olvidé tu rostro.
Caí en un precipicio tan alto
Como la profundidad
De una montaña
Como un instante a tu lado.
Me esfuerzo en vivir,
En dejar que el tiempo corra;
Que el río de tu ser fluya;
Y yo lo vea pasar.

Autor: Jaragon

El espejo dil cuore centro amerindio



Eso (no) fue, esperar el día en la cuerda del tiempo mijo y sentarse a la orillica del origen, salí despacico y escuche el ruido de mil y no escuche el mío (concha le vale), ese falso aroma di la especie en extincione, pero io solo escho, especulacione, enumeracione sin tono, abismos en ritmo incierto di los que meditan en idioma extranjero Los filamentos de las acciones


Creyendo de esta forma espantar el caos madrugador de las sombras, creerse y no ser, esperarse y no aparecer es la ciencia exacta de nuestra incoherencia, absurdo patetismo de los cuerpos en línea recta, increíble abismo del sin remedio, desaparecer es no estar donde se necesita estar a las horas inadecuadas, esas horas donde no se encuentran los anteojos de la realidad, aquella mentira falseada del rubicundo espasmo de la regurgitación de los placeres. Y, a solas, la nada como espejo de la misma cosa.


Epitafio: Espérame en cielos Helena amore mío que te tengo envueltico il maledeto cuore amerindio


Autor: Juan Luihn

Versos en métrica...

Chillán...

Hay cosas buenas en esta ciudad,
hombres que beben su primitivo vigor
en mayo,
El barrujo que tapiza un barril en los arrabales,
Hay cosas buenas en esta ciudad al mediodía,
odiarnos,
vulnerando los afeites del nervioso paisaje
saciarnos,
entre un vaho de marionetas a la deriva


Río Diguillín...

Tejedor silencioso de sonidos
vas esculpiendo piedras sin cincel
piel desflorada por cuerpos desnudos
que en tí florecen cual sutil vergel
la órbita reverbera no sonidos
tampoco luz, cae derretido aquel
témpano, aunque no es Tien Shan, los perdidos
andes desatan agua de un tonel
intespestivamente los acordes
tensionan flotando la irritación
en vagidos que agitan fuerte, bordes
demarcadores de tu suave acción
tejedor nocturno vas, te escondes
en la sorteada luz ahora prisión

Autor: Luis Opazo Pezo