jueves, 13 de septiembre de 2007

Versos en métrica...

Chillán...

Hay cosas buenas en esta ciudad,
hombres que beben su primitivo vigor
en mayo,
El barrujo que tapiza un barril en los arrabales,
Hay cosas buenas en esta ciudad al mediodía,
odiarnos,
vulnerando los afeites del nervioso paisaje
saciarnos,
entre un vaho de marionetas a la deriva


Río Diguillín...

Tejedor silencioso de sonidos
vas esculpiendo piedras sin cincel
piel desflorada por cuerpos desnudos
que en tí florecen cual sutil vergel
la órbita reverbera no sonidos
tampoco luz, cae derretido aquel
témpano, aunque no es Tien Shan, los perdidos
andes desatan agua de un tonel
intespestivamente los acordes
tensionan flotando la irritación
en vagidos que agitan fuerte, bordes
demarcadores de tu suave acción
tejedor nocturno vas, te escondes
en la sorteada luz ahora prisión

Autor: Luis Opazo Pezo

4 comentarios:

Metaletra dijo...

Este poema es la construcción clásica de un nuevo significado, en este sentido, aquel "cincel" es el único que se escucha en nuestra ridícula pretención poblana, y el río Diguillín suena en la corriente de un pensamiento que mira al atardecer, es el sonido aquel eco de un pensamiento profundamente sensible que se vuelve horizonte en el cual rescotada y melancólica, se sienta a descanzar ultrajada la desesperanza. Este fluido nervioso es un encontrarse sin piso en el mundo, solo y sin sustento ante la naturaleza erotizada de un pensamiento, de un sonetus cantatus, de una bilis negra (melancolía).

Luis dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Luis dijo...

Más que la construcción de nuevos significados, estos poemas son la reconstrucción de una estética olvidada en estos tiempos, la belleza de un lenguaje antiguo y la sonoridad vocalica en el verso.

Chillán... y Río Diguillín, me suenan a un renacer de los escritos del barroco y la época clásica. Pues, además del su estructura de soneto, en el caso del segundo poema, la ambientación espacial que prevalece me suena a un locua amoenus, que en este tiempo y en esta ciudad solo la sensibilidad del poeta resalta.

En fin este poeta es un revividor de estéticas muertas, sin que tu poesía sea sepulcral. por el contrario está tan viva como el extraño Chillán y el hermoso soneto que corre por tu Río Diguillín.

Anónimo dijo...

Hola