M. Heineken es o está vampiro
Conocía su propia suerte después de alzar las alas con violencia
Y
después de alzar, la fumigación seguía sobre los racimos impecablemente, millones de engendros con historias histéricas de sexo, drogas y rokolanroll:
después de succionada la sangre....
Los de arriba descaen
Los de abajo caen
Y
Entre: la repetición del mismo martilleo ¡Dasein para ayer, hambre para hoy!, todos los engendros caminan sin fuerza y los otros se esfuerzan por parecer.
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1 comentario:
En la decadencia del universo mundial, M. Heineken sigue el rumbo destinado por el cual todos transitamos -atolondrados por las fumigaciones de SOMA que borran y succionan todas nuestras historias de vida y de muerte- y se sienta un momento(quizás un segundo) para reflexionar desde su propia ontología y su existencia.
El poema sueña con la pérdida de la motivación, con el parecer ser, que no es ser sino una actuación de un Dasein imaginario, provocado condicionado y originado, por la repetición de un martilleo que es un péndulo de vaivenes, dificultosos y causantes de crisis, que nos desevolucionan irreductiblemente en engendros como a M. Heineken que lo hizo vampiro, provocando así la diálectica de unos que descaen con los que caen, como otros que pueden vivir o desvivir, nacer o desnacer(todo esto después de succionada la sangre).
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